Ningún otro símbolo caracteriza esta época del año de la manera que lo
hace el Shofar.
El sonido del Shofar estremece, sacude, despierta la
conciencia, es un llamado a la reflexión a revisar nuestras acciones.
El profeta Amós dijo: “¿Acaso es posible que se toque el Shofar y el pueblo no se estremezca?”
El Shofar desde la etimología de su nombre, nos convoca al
Shipur, es decir al mejoramiento, al cambio. Pero es evidente,
que no habrá Shipur sin una real escucha interior.
¿Por qué se nos ordena escuchar y no tocar el Shofar?
Tal vez para enseñarnos que es más importante escuchar que
hacerse escuchar. Saber escuchar es también saber escuchar a
aquellos que necesitan de nuestra ayuda. Saber escuchar es tener la
suficiente humildad para reconocer que también el otro también tiene
cosas valiosas que decir.
El Shofar es un instrumento de viento. Viento en hebreo se
dice “Ruaj”, igual que espíritu. Así como el Shofar
no tiene sentido sin “Ruaj”, de la misma manera el hombre
no tiene sentido sin espíritu.
El Shofar también nos da una lección de sencillez y
humildad, ya que éste no puede ser adornado en forma lujosa. Es más, sólo
se puede decorar en la parte exterior sin que los adornos de oro y plata puedan
penetrar las paredes del cuerno, lo cual lo haría inservible.
Este es un alerta para que sepamos que, tal como sucede con el Shofar,
nos volvemos inadecuados como seres humanos, si permitimos que el oro y la
plata penetren en nuestras vidas y se posesionen de nuestra mente y nuestra
alma. Es el llamado al abandono de la soberbia que tanto daño causa al hombre.
Otras funciones cumplidas por el Shofar:
- En
la antigüedad el toque del Shofar servía para dar alerta.
Con él se convocaba al pueblo para marchar a la guerra.
- Todo
acontecimiento importante en la vida del pueblo iba acompañado por el
toque del Shofar.
- En nuestros días después de la Liberación de Ierushalaim en la guerra de los Seis Días, el toque del Shofar fue expresión de la alegría.
A pesar que el sonar del Shofar en
Rosh Hashaná es un decreto Divino, contiene en sí la siguiente
sugerencia: Vosotros, los que permanecéis sumidos en el sueño, ¡Despertad,
hurgad en vuestras acciones, retornad con arrepentimiento
y temed a vuestro Creador!
Lo que olvidáis la verdad, sumergidos en la vanidad, y
andáis extraviados todo el año en lo tonto y lo vacío, que no produce beneficio
ni salva a ninguno: ¡Examinad vuestras almas, mejorad vuestras
sendas y vuestros propósitos, abandonando los senderos malos y
los pensamientos que no conducen al bien!
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