En cada
novilunio descubro que el Eterno Dios, nuestro Abba, nos llama a comprender que
el nacimiento de la luna cada mes marca el cierre de un ciclo que da a la vez
la bienvenida al inicio de un tiempo nuevo. Junto a este llamado divino se
encuentra la misión de trabajar para darnos cuenta de nuestra absoluta
ignorancia al respecto. Esta vocación y
misión profética nos debe conmover y conducir a indagar en cada tiempo según
Yahvéh lo ha establecido. En esa búsqueda, el Espíritu del Eterno nos guía a
captar el mensaje celestial y profético escondido en cada uno de los meses de
Su año lunar. Dicho oráculo divino, una vez revelado en nuestros corazones,
tiene el objetivo de transformarnos en autores de nuestra propia renovación,
liberándonos del modelo babilónico que pretende que seamos pasajeros pasivos de
una historia que nos sucede y que solo conduce a la satisfacción egoísta de una
élite que pretende gobernar el mundo.
Kislev es el nombre hebreo de este mes que iniciamos. Las Escrituras se
refieren a este como "el noveno mes" (1Crónicas 27:12; Nehemías 1:1; Hageo 2:10;
Zacarías 7:1) según el
ordenamiento de los meses que Yahwéh reveló a Israel, por medio de Moisés y
Aarón, y que comienza por Nisán (Aviv), en conmemoración de la salida de los
hebreos de la esclavitud en Egipto.
Es el último mes
del otoño (boreal), y es paralelo a los meses gregorianos de noviembre y
diciembre, según el año solar. Su signo es el arquero y su arco, símbolo propio
de la tribu de Benjamín, y sus días están representados con la alegoría del
arcoíris (hakeshet), asiduo visitante en este mes lluvioso en la región
de Israel.
El término hebreo
kislev (כִּסְלֵו) significa "pleno, gordo, abundante", al ser un
mes pródigo en lluvias que garantiza la prosperidad de todo lo sembrado.
El nombre del mes Kislev, significa “confianza
y fortaleza interior (seguridad)”, atributos estos que caracterizan a
la energía que emana este tiempo desde el corazón de los redimidos. En el libro
de Job leemos: "Si hubiera puesto en el oro mi confianza
("kisli"), y le hubiera dicho al oro refinado: tú eres
mi seguridad (kisli)"
(Job 31:24); como vemos aquí, las palabras confianza y seguridad se traducen
del hebreo kisli que deriva de kesel (confianza, seguridad, esperanza).
Específicamente en el versículo citado de Job, "kesel"
significa esperanza, también vinculada con la palabra "kala"
(anhelo, grandes esperanzas). Vale agregar que "kesel" también significa apoyo, tal como aparece la final de
Proverbios 3:6 "… y Él (Dios) será tu apoyo” (kisleja).
Ahora bien, la
palabra Kesel está relacionada
etimológicamente con el hebreo "kisui" que significa proteger,
cubrir, dar grosura, dar seguridad.
Según el
pensamiento hebreo hay dos estados de confianza: uno activo y uno pasivo.
Estos dos estados se manifiestan en el mes
de Kislev, que en el cuerpo humano
está señalado simbólicamente por los riñones derecho e izquierdo,
respectivamente. Ante esto último, no es casualidad que en hebreo la palabra
para riñón es también kesel.
Teniendo en
cuenta todas estas razones etimológicas podemos deducir entonces, que el mes de Kislev nos brinda una
oportunidad especial de reforzar la confianza en el Eterno Dios, así como
también fortalecer la anhelada esperanza de la completa redención. De este modo
se manifestará la sustancia de la fe (hbr. emunah) que atrapará en tiempo oportuno las bendiciones ya dadas den Yeshúa HaMashiaj en los lugares celestiales, y los materializará en la Tierra para expresarlas como lluvia tardía a todos los hombres que claman al Cielo con hambre y sed de justicia.
Por ello, el mes
de Kislev es un tiempo en el que encontramos seguridad, bienestar y esperanza,
si no nos permitimos incurrir en la autocomplacencia y la santurronería de la
vida religiosa.
En general, se
considera que Kislev es un mes extremadamente positivo en el que los hijos primogénitos congregados en el Monte Santo se manifestarán con herederos de Dios y coherederos de Cristo.
¡Feliz Rosh Jodesh (Inicio de Mes)!
BENDICIONES!
ResponderEliminar