Cuando una dieta aporta poca hormona de la felicidad, las personas son más impulsivas y agresivas.
Hace tiempo que se sabe que la serotonina juega un papel muy importante en el estado de ánimo, en la ansiedad, en el sueño, y en las conductas alimenticias y sexuales, además de regular las funciones neuroendocrinas y cognitivas de nuestro cuerpo. En el sistema nervioso central juega un papel importante en la inhibición del enojo o la impulsividad.
También se había asociado a la serotonina con ciertas actitudes en entornos sociales, pero su relación específica con la impulsividad había sido hasta ahora una cuestión controvertida. Hasta que un estudio hecho en la Universidad de Cambridge demostró que efectivamente hay un vínculo causal entre serotonina e impulsividad.
Los resultados de la investigación explicarían, por ejemplo, por qué
algunas personas se vuelven más agresivas cuando no han comido. El
aminoácido o molécula orgánica necesaria para que el cuerpo genere
serotonina sólo se puede obtener de la comida y la dieta, por lo que los
niveles de esta sustancia se reducen de manera natural cuando no
comemos. Y este mecanismo fue usado por los investigadores para
comprobar sus hipótesis.
Los investigadores redujeron los niveles cerebrales de serotonina en
voluntarios sanos durante un corto periodo de tiempo manipulando su
dieta. Posteriormente usaron un juego conocido como “el juego del
ultimátum” para observar las reacciones de estos individuos con bajos
niveles de serotonina ante acciones injustas.
Se trata de un juego económico experimental en el que dos partes
interactúan de manera anónima y sólo una vez. El primer jugador propone
cómo dividir una determinada suma de dinero con el segundo. Si éste
último rechaza la oferta, nadie obtiene nada. En cambio, si la acepta,
el primer jugador obtiene lo que propuso y, el segundo, el resto.
En general los jugadores tienden a rechazar la propuesta cuando las
ofertas suponen menos de un 20-30% de la cantidad total de dinero en
juego. Incluso cuando este rechazo implica quedarse sin nada.
Sin embargo, con los niveles de serotonina más bajos de lo normal, la
tasa de rechazo de las ofertas injustas por parte de los participantes
se incrementó hasta el 80%, sin que a éstos les preocupara perder la
recompensa que supone aceptar las ofertas, por nimias que fueran. De
hecho, los voluntarios no demostraron ningún cambio de humor, no
siguieron un proceso básico de valoración de la recompensa ni mostraron
una respuesta inhibitoria.
De acuerdo con la neurocientífica Molly Crocket, "estos resultados
sugieren que la serotonina juega un papel fundamental en la toma de
decisiones en entornos sociales, normalmente manteniendo las respuestas
sociales impulsivas bajo control. Los cambios en la dieta y el estrés
pueden ocasionar que los niveles de serotonina fluctúen, por lo que
resulta importante comprender cómo estos cambios pueden afectar a
nuestras decisiones cotidianas”.
Conseguir serotonina
Pero, ¿cómo podemos mantener unos niveles óptimos de serotonina en
nuestro cerebro? Los especialistas señalan que consumiendo triptófano,
que es un aminoácido esencial en la nutrición humana que promueve la
liberación del neurotransmisor.
Alimentos ricos en triptófano son, por ejemplo, el pollo o el
chocolate, aunque en general los niveles de serotonina en el organismo
dependen de los niveles de azúcar en la sangre, y éstos pueden
aumentarse también consumiendo, por ejemplo, harinas, que tienen un alto
contenido en azúcar y, por tanto, pueden sustituir la tristeza, la
angustia y el nerviosismo por alegría, sedación y felicidad.
Por otro lado, los niveles de serotonina también aumentan con el
ejercicio físico, la vida al aire libre o las bebidas azucaradas. Con
unos niveles óptimos se duerme mejor –la serotonina regula el reloj
interno del organismo-, y también se tiene mejor memoria, porque este
neurotransmisor ayuda a concentrarse y a recordar.
Fuente: Neomundo.com.ar
Fuente: Neomundo.com.ar